La dependencia emocional se caracteriza por un apego ansioso, ya sea hacia la pareja, amistades, padres o cualquier otra persona cercana. Asimismo es señal de una personalidad autodestructiva, codependencia o adicción al afecto.
Dentro de las posibles causas, se encuentra una necesidad primaria de amor insatisfecho (del núcleo más íntimo, padres o cuidadores) con un intento fallido en búsqueda incesante de recuperarlo o saciarlo en otras personas y que permanece insatisfecho en lo remanente.
Puede estar originada en la temprana infancia en donde la seguridad y constancia de amor se vio mermada por dejar al niño en un ambiente hostil, desconocido e induciendo la incertidumbre afectiva de parte de la madre o el cuidador a cargo del infante.
Por lo regular, la persona afectada, se encuentra sometida constantemente a la posición de subordinación, humillación, rechazo u otros tipos de penitencia aceptada con tal de obtener satisfacción en la necesidad de cercanía que necesita con fulgor.
Con ayuda de un especialista en psicología, la persona puede comenzar a adquirir autonomía, la cual es esencial para combatir la necesidad impaciente de recuperar la sensación de falta afectiva de la que carece. En otras palabras, la autonomía y seguridad propia serian el antídoto de la dependencia emocional.
A través del tiempo, constancia y trabajo personal dedicado en psicoterapia, es posible que se encuentre la seguridad primordial necesaria para que la persona comience a sentirse más segura y satisfecha consigo misma. A medida de que se vea fortalecida la capacidad de procurarse afecto y cuidados propios, necesitara menos de las personas externas.
Lo anterior le proporcionara la posibilidad de combatir la adicción al afecto ajeno, logrando de manera sana, relaciones interpersonales más saludables y plenas. El afecto y seguridad de los otros serán reconfortantes y bienvenidas sin una necesidad imperiosa de cercanía patológica.
Por: OPP México